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| Cruz pectoral del Papa Francisco con la imagen del Buen Pastor |
Cuarto Domingo de Pascua (English)
Oración
¡Señor Jesús, por tu cruz y resurrección, nos has liberado!
¡Que celebremos tu resurrección de los muertos con alegría,
sabiendo que te seguiremos a través de la muerte hasta la vida eterna!
Te lo pedimos en tu Santo nombre. Amén.
Comentario
Primera lectura: Hechos 2:14, 36-41
Hoy continuamos el gran discurso de Pedro. La semana pasada paramos en la crucifixión y resurrección de Jesús. Asombrosamente, Pedro consigue la respuesta que él tenía solamente esperanza para recibir - ¡Quieren saber lo que pueden hacer! ¡Pedro con mucho gusto exhorta la respuesta - arrepiéntanse y sean bautizados! --3000 aceptan su invitación.
Pedro no explica cómo este Mesías iba a reinar en la tierra, sino a través de la muerte y resurrección de Jesús, Jesús se revela compartiendo el poder divino y su intimidad con el Padre. ¡Si lo invocamos, nosotros también podemos compartir en el poder salvador del Padre, Hijo y El Espíritu Santo!
Podríamos preguntarnos a veces, ¿en qué modo participo en la conversión de otras personas? Pedro, también, pudo haber tenido la misma preocupación; él era un simple pescador. Ser testigo e invitar fueron las llaves. Él los invitó a una comprensión más profunda de cómo trabajó Jesús en su propia vida, y cómo podría trabajar en la vida de las personas con quien se estaba comunicando. Contando con El Espíritu Santo, como lo hizo Pedro, para hacer el resto.
Pregunta
¿Cuándo es la última vez que simplemente invité a alguien a compartir mi fe?
2ª lectura: 1 Pedro 2: 20-25
¿Alguna vez has tenido la pregunta: Cómo puedo ser paciente si sufro por hacer el bien? Es posible con la gracia de Dios. Esa misma gracia que nos ayuda después que hacemos algo no tan bien o pecamos. Esa misma gracia que nos regresa a una vida de la virtud. Esa gracia siempre está con nosotros, si pedimos Su gracia y misericordia.
Así como Jesús aceptó el sufrimiento y se puso totalmente en las manos de Su amoroso Padre para vencer el pecado y la muerte, nosotros también podemos participar en Su conquista.
Incluso si nos desviamos en el pecado, como ovejas perdidas, el pastor nos trae de vuelta al redil.
Pregunta
¿Cómo trato con el sufrimiento?
Evangelio: Juan 10: 1-10
A menos que estamos viviendo o alguna vez vivimos en una granja, la mayoría de nosotros no sabemos mucho acerca de las ovejas. Típicamente, las ovejas pastan en rebaños con otras ovejas y van donde hay comida. No sería raro tener muchos pastores trabajando al mismo tiempo con un rebaño más grande de ovejas. Cuando es hora de ir a casa los pastores llaman a sus ovejas y ellos siguen a su propio pastor. Piensa en todas las personas del mundo como si fueran ovejas. Parece que hay muchos pastores que nos llaman también en muchas direcciones, muchas veces a nuestro detrimento. Sin embargo, Jesús está llamando a cada uno de nosotros por nombre para que podamos tener vida y tenerla más abundantemente.
Pregunta
¿Cuál pastor estamos escuchando?
La Tarea de Esta Semana
Toma cinco minutos cada día de esta semana y escucha al Buen Pastor.
Este es también el domingo del Buen Pastor. Es un tiempo para recordar en oración a los sacerdotes de nuestra parroquia que - en la Persona de Cristo - nos pastorean. Toma un tiempo para escribir una nota de agradecimiento al sacerdote de tu parroquia. Hazle saber tu agradecimiento por haber dado su vida a Dios ya la Iglesia en esta vocación necesaria.
Oracion
El grupo está invitado a orar lo siguiente
Pastor fiel, No eres un mercenario que huye en la vista del peligro,
pero tu fidelidad fue sometida a prueba y probada en la madera de la Cruz.
Acepta el regalo de nuestra gratitud Por Tu cuidado maravilloso.
Ayúdanos a escuchar y a seguir Tu voz.
Pastor vigilante, quien protege al rebaño
y busca incansablemente para los que vagan del pliegue,
recupera a los perdidos y tráelos a casa.
Tiende y cura sus heridas.
Salmo Respuesta:
El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo, tu vara y tu cayado me dan seguridad.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin termino.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya.
Concluir con un NUESTRO PADRE.
Para obtener más información, visite Cristo en nuestro vecindario en WWW.CHRIST-ION.COM
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